Por SARAH MORENO/smoreno@elnuevoherald.com
En 10 días, con un presupuesto de $100, un equipo técnico de 12 personas, dos luces y el amparo de la madrugada, Juan Carlos Cremata Malberti (La Habana, 1961) filmó "Chamaco" en uno de los ambientes homosexuales más sórdidos de la capital cubana, en los predios del Parque Central.
Cultivando lo que prefiere llamar un "cine alternativo'', que le permitió realizar en el 2005 su película Viva Cuba, ganadora del premio al Mejor Filme Infantil en el Festival de Cannes, el director, residente en la isla y miembro del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), eligió una vez más desarrollar su proyecto al margen de este organismo oficial.
"El hecho de que tuviéramos una o dos luces para filmar nos llevó a aprovechar el recurso de la oscuridad y a convertirlo en una filosofía de la película, porque queríamos referirnos a aspectos ocultos del ser humano'', comentó Cremata, que en Chamaco aborda temas tabú de la sociedad como la prostitución masculina, la homosexualidad encubierta de un padre de familia --que es además abogado del Tribunal Supremo-- o la doble moral de un policía abusador que vive con un travesti.
La "libertad y frescura'' que, según Cremata, consigue este cine alternativo fue lo que atrajo al público que llenó el 23 de febrero la sala Chaplin, durante la IX Muestra de Jóvenes Realizadores de Cuba. "Muchas personas asistieron a la proyección paradas, a pesar de que había mucho calor porque no pusieron el aire acondicionado '', contó el director sobre esa exhibición limitada en La Habana, que precede al estreno oficial del filme, mañana martes a las 8:30 p.m. en el teatro Gusman del downtown, durante el XVII Festival Internacional de Cine de Miami.
Sobre este "evento cultural histórico'', Cremata afirmó: "Siempre he dicho que mi oficio es abrir puertas, no cerrarlas, y Miami es una asignatura pendiente en mi vida, porque hay mucho público que consume cine cubano''.
Graduado de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, en las afueras de La Habana, el director ganó en 1996 la beca Guggenheim, que le permitió residir un año en Nueva York. Ha sido profesor en la Universidad de Buenos Aires y en su alma máter, donde impartía precisamente una clase cuando decidió llevar al cine Chamaco, obra de teatro de Abel González Melo.
"Vi que había una película en ciernes y me puse a buscar recursos; vendí cerveza para pagar la gasolina'', contó Cremata sobre lo que llama "reorganización de los recursos'', lo que le permitió utilizar en Chamaco parte del presupuesto que el ICAIC le daba para filmar su cuarto filme, El Premio Flaco, estrenado el año pasado.
El uso de la tecnología digital, que ha abierto las posibilidades de expresarse artísticamente con mayor libertad tanto a realizadores jóvenes como a veteranos directores en la isla, también permitió a Cremata alejarse de la comedia y de estereotipos como "la mulata en Tropicana, la timba y la salsa, a los que estuvo abocado el último cine de la isla, debido a las coproducciones con España y Francia'', explicó.
Por otra parte, "su pasión por la dirección de actores'' lo condujo a elegir un sólido elenco compuesto por veteranos de la escena, como Aramis Delgado, Pancho García, Alina Rodríguez y Luis Alberto García. Delgado es responsable de una de las frases claves del filme, especialmente para un público conocedor del ambiguo sistema de justicia cubano, cuando al definir su profesión, dice: "Abogado o fiscal, que más da''.
Es, sin embargo, el elenco joven el que no deja un rayo de esperanza en este drama. Laura Ramos interpreta a una doctora frustrada que vende los medicamentos del hospital para aliviar la necesidades económicas diarias. Caleb Casas, su esposo en la vida real, con quien reside actualmente en Colombia, es su hermano en la trama del filme; un joven que pierde la vida en una riña callejera sin sentido y que desata la tragedia.
A España fue Cremata a buscar a Fidel Betancourt, el actor de 26 años que interpreta al protagonista, un chico del interior de la isla que se prostituye en la capital para sobrevivir.
"A pesar de que no pasé por situaciones como ésas, pude haber sido como él. Como vivía en la isla, esas cosas me podían haber tocado. No me ocurrió así, por mis padres y por mi educación'', reconoció Betancourt en entrevista telefónica desde Madrid, donde reside desde el 2006.
Finalmente se confirmó que Betancourt ha recibido la visa para asistir al estreno en Miami.
Con su caracterización del travesti La Chupi, Alfredo Chang, de 36 años, pone el toque de frescura. Este técnico de sonido, que debuta en el cine con Chamaco, demostró abiertamente su condición gay en un show underground, llamado El Chupitazo, que montaba en el patio de su casa en la barriada de Santos Suárez.
"En el rodaje de Chamaco, cuando cruzaba del Hotel Inglaterra al Parque Central, los policías me cuidaban. Yo decía: ‘Dios mío, quién les iba a decir a esta gente que iban a custodiar a travestis cuando en la calle ‘las' persiguen'. Es una tremenda ironía '', contó Chang, quien reside en Miami desde hace un año y medio y asistirá a la proyección en el Gusman.
Según Cremata, el rodaje del filme contó con el permiso del gobierno. "A veces nos hemos sentido desvalidos, pero nadie nos puso ‘peros' '', comentó, añadiendo que no le interesaba que este proyecto se asumiera a "la manera industrial de producción'', con el apoyo del ICAIC.
Como "una gran oportunidad para los realizadores de la isla'', describió el director cubano residente en Miami, Emilio Oscar Alcalde, la posibilidad de mostrar una película hecha en Cuba de manera independiente, en un festival de Miami.
"Me sorprendería, sin embargo, si fuera una película oficial producida por el ICAIC'', dijo Alcalde, cuyo filme El encanto del regreso fue censurado en la isla a principios de los años 1990 por cuestionar las misiones internacionalistas.
"Mientras más acceso tengan los cineastas, blogueros y músicos a una tecnología fácil y dinámica [como la digital], más control tendrán de una buena idea'', añadió Alcalde.
Cremata considera que las dificultades que enfrenta un creador estimulan la imaginación. "La censura, la autocensura o la falta de recursos te hacen reinventarte'', expresó.
Hijo de Iraida Malberti, conocida directora de programas infantiles de la televisión cubana que ha colaborado con el director en varios proyectos, Cremata enfrentó a los 13 años la pérdida de su padre, un empleado de Cubana de Aviación que volaba en el avión procedente de Barbados que en 1976 fue objeto de un atentado.
"Fue un acto absurdo porque ahí no viajaba nadie oficial ni importante'', expresó el director, que dice no haber disfrutado de un estatus especial dentro de la revolución porque su padre pereciera en el avión.
"Me dio más responsabilidad a la hora de sentirme ligado a la creación en esta parte del mundo, y no hablo del sistema político ni económico, sino del sistema cultural'', concluyó.
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