jueves, 8 de diciembre de 2011

¡Insúltalo, golpéalo, agárralo...mátalo!

Por: Fernando Rodríguez/TalCualDigital
La violencia, partera de la muerte, se expande en esta tierra entumecida. Para empezar la delincuencia crónica y cotidiana, 46 muertos sólo en Caracas mientras diez mil efectivos cuidaban a los besamanos de la Cumbre.
Pero también la violencia del Poder: el terrorismo de grupos armados en la frontera con Colombia ­tenemos un nuevo evento para el santoral del horror, la masacre de San Camilo en el Alto Apure; la agresión creciente a los candidatos y sus seguidores; la violencia de las hordas chavistas universitarias, ya incontables; la represión contra las innumerables protestas sociales; las anunciadas muertes en las cárceles, todo ello hace un escenario nacional tan macabro que pocos países pueden exhibir uno semejante. Y dejamos de lado otros rostros de la agresión, menos estridentes pero no menos crueles, como la justicia aplicada a capricho por el Poder. O las amenazas y los insultos verbales que van del más alto sitial a los sicarios mediáticos, pasando por los narcogenerales. El fascismo duro que no lograron ver los honorables invitados de estos días detrás de la batuta de Dudamel y las maticas de Flor de Pascua sembradas en la vía pública.

Pero hay dos hechos espantosos que parecieran sintetizar la enfermedad que nos corroe: el infanticidio, los saqueos y la represión de Guanare. Y, menor ciertamente en efectos e intensidad, pero revelador de una rara perversidad reiterada, la agresión contra Diego Arria en el recinto de las boinas azules, el Alma Mater, la UCV.




¿Qué hizo que una ciudad pacífica se lanzara a saquear y quemar los bienes de los asesinos de un crimen monstruoso y ni siquiera se arredrara por la represión policial, con heridos y detenidos? ¿Qué hace que en la casa del saber se lancen bombas lacrimógenas contra conferencias, se golpee al expositor, se lo amenace de muerte y, lo más siniestro, se trate de convertir el asalto en un show para Ávila TV, un antro radioeléctrico? Mucha pus moral debe haber en este país para que estas cosas sean efímeros aconteceres mediáticos que casi instantáneamente son suplantados por los de mañana y pasado mañana.

Para quedarnos en estos días, cosas han pasado muy explicativas de ese asfixiante clima que vivimos. El Presidente y sus sigüises han convertido a un malandrín violentista público y reiterado de la UCV en un modelo revolucionario y patriótico.

Días después el tribunal supremo anuló la sentencia disciplinaria del Consejo Universitario contra él, pateando la autonomía. El señor Bernal avaló la violencia armada contra la candidata Machado porque hay lugares citadinos propiedad de su partido. Una juez áurea sentenció que se puede hijodeputear a cualquier ciudadano, incluso por TV, sin ningún problema.

Y con todo descaro se graban y difunden llamadas telefónicas y se hackea a diestra y siniestra, sin que ninguna autoridad chiste.

Pareciera que hay razones para que los ciudadanos de Guanare no crean en la justicia y la quieran practicar por mano propia. O que los facinerosos de las universidades se sientan no sólo inmunes sino aclamados por sus desmanes y quieran repetirlos. O que se multipliquen los ataques a los apátridas deseosos de la silla de Chávez. O que los menesterosos de Ávila TV quieran mejorar su rating haciendo reality-shows a la manera de La Hojilla. Y que en las universidades convivan el espíritu de Galileo y Darwin con el de Al Capone y la SS nazi. O que la Fiscala prolongue por dos años el calvario de la juez Afiuni. Y etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario