martes, 18 de mayo de 2010

Inusual reclamo de campesinos cubanos

Por JUAN O. TAMAYO/jtamayo@ElNuevoHerald.com

Los pequeños agricultores cubanos lanzaron el fin de semana un contundente reclamo al gobierno a fin de liberar la producción agrícola de las garras de la burocracia y poder poner más comida en las mesas de los cubanos.

"Lo que los agricultores han dicho de la burocracia es tremendo'', dijo desde La Habana el economista y disidente Oscar Espinosa Chepe. "Parece que el malestar en las bases es tan malo que ellos lo tuvieron que plantear''.
Los agricultores anunciaron sus peticiones durante el X Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), celebrado en La Habana.
Los 362,440 miembros de la organización -- agricultores privados y miembros de 3,635 cooperativas -- controlan el 41 por ciento de la tierra arable de la isla, pero generan el 70 por ciento de la producción. Las granjas estatales, por lo general empresas a gran escala, producen el otro 30 por ciento.
El gobierno de Raúl Castro, que sufre una aguda falta de liquidez, ha alentado a los agricultores a aumentar la producción para que la isla pueda reducir las importaciones de productos agrícolas, que le cuestan $1,500 millones al año.
El lunes, informes de la prensa cubana reflejaron los argumentos de los agricultores de que es la burocracia la que aplasta la productividad, e indirectamente, que algunos incentivos capitalistas no vendrían mal.
"[El Ministerio de] Comercio Interior sobra'', dijo el agricultor Lázaro Hernández en declaraciones reproducidas por el diario Juventud Rebelde, al referirse a la entidad estatal a cargo de la venta mayorista y minorista de alimentos y otros bienes.
El complicado sistema gubernamental para llevar los productos agrícolas del campo al consumidor tiene "demasiadas personas y plantillas infladas'', se quejó Hernández en una sesión del congreso, según Juventud Rebelde, órgano oficial de la Unión de Jóvenes Comunistas.
Los precios del tomate han aumentado, dijo, "no porque hay menos tomates. El problema es que no llegan al mercado'' por problemas de transporte y distribución.
"Necesitamos que en la capital, donde había 1,300 puntos de venta y sólo dejaron 600, no haya 1,300, sino 2,000, y que las cooperativas lleven sus mercancías de forma directa'', agregó Hernández.
Sólo se deben fijar precios máximos a los alimentos de primera necesidad, dijo Hernández, pero el resto debe fijarse sobre la base de la oferta y la demanda, un incentivo para que los agricultores produzcan más.
Con un tono más circunspecto, las resoluciones oficiales de la clausura del congreso el domingo, así como las palabras a los campesinos del ministro de Economía, Marino Murillo Jorge, también reflejaron los difíciles problemas que enfrenta la agricultura.
Ante las quejas de falta de insumos básicos como fertilizantes, insecticidas, combustible e incluso herraduras para los caballos, Murillo prometió que el gobierno abrirá más tiendas para vender estos productos a los agricultores, pero a precio real, no subsidiado.
También dio a entender que los agricultores y sus empleados tendrían que empezar a pagar impuesto sobre los ingresos. Una de las resoluciones del congreso acepta los impuestos, pero pide que sean progresivos. El gobierno con frecuencia impone un impuesto fijo a la actividad económica independiente.
En sus declaraciones oficiales, la ANAP exhortó al gobierno a acelerar la mejora de los servicios de irrigación a las granjas, así como la entrega de créditos a los 60,000 agricultores que han recibido tierras estatales ociosas como parte de la reciente campaña para aumentar la producción.
La mitad del casi millón de hectáreas entregadas bajo el programa todavía no están en plena producción debido a diferentes problemas, reconoció Murillo. Otro millón de hectáreas todavía no se ha entregado, agregó.
Una declaración de la ANAP recomendó "vincular directamente las cooperativas con resolver las necesidades de la población'' y que se permita a los agricultores vender directamente a las empresas turísticas, todo con el fin de eliminar la burocracia de la cadena de distribución de alimentos e incrementar las ganancias de los agricultores.
El documento también pidió que el gobierno otorgue más autonomía a las cooperativas, alegando que ahora tienen que firmar contratos con empresas estatales, que entonces les cobran comisiones.
El gobierno también debería poner fin a la "nociva práctica'' de exigir que el ganado mayor y menor sea mantenido en corrales -- para que no se lo roben -- en vez de permitir que pasten libremente, agregó el documento.
Los agricultores pidieron asimismo que se les permita cultivar y vender plantas ornamentales y flores "incluyendo los arreglos florales, la producción de coronas y la venta directa, en interés de [. . .] dar nuestro modesto aporte al desarrollo de la floricultura cubana''.

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